lunes, 19 de agosto de 2019

Niña voladora...

Y no sé cómo empezar a escribirte, cómo empezar a abrirme en canal ante ti, aunque tenga muchas dudas de que llegues a leer estas palabras. Todo llega cuando tiene que llegar, así que ya te llegará de alguna forma. Como dice Rut Nieves, “El maestro aparece cuando el alumno está preparado”.

Tengo que decirte que es en mis silencios donde  puedo oírte, que es en mi soledad donde me encuentro contigo, que cuando cierro los ojos puedo verte y que cuando estoy callada es cuando más te hablo... mi pensamiento, mi cuerpo, mi corazón late más rápido cuando revivo NUESTROS momentos. Sí, con mayúsculas, porque esos momentos que tú y yo hemos vivido fueron solo nuestros.
A nadie se le erizó la piel con nuestras caricias, nuestras palabras, nuestras miradas... a nadie le dolía la cara de tanto reír con nuestras tonterías, nuestros bailes improvisados en la cocina, el salón, cualquier rincón de la casa... nadie quedó exhausto después de hacer el amor entregando cuerpo y alma, porque sabes que mi alma la tenías también para ti. Es una forma de hablar, pero yo era tuya, en el sentido más romántico de la palabra... mi mundo eras tú. Hoy me apetece decirlo. Hoy no te escribo con rencor. Hoy te siento bonita dentro de mí y aunque duele, me voy a permitir sentirlo. Lo necesito.

¿Sabes? Estás en todas partes, cada lugar al que voy, en cada reunión que estoy, en cada acto, en cada canción, en cada momento, incluso en alguno que no tendrías que estar... pero es inevitable sentirte cuando aún siento ese hilo rojo tenso y que tú tienes bien sujeto.

Quiero quedarme con lo bonito. Sería injusto por mi parte no hacerlo, sería injusto no tener presente todas las veces que me elevaste por encima de las nubes, todas las veces que me hiciste suspirar, todas esas mariposas volando  bonito en mi interior, todas las miradas que me paraban el tiempo y donde siempre quise quedarme, esa respiración con la que conciliaba el sueño, esas caricias, esos abrazos por nada y para todo, esos aquí te pillo y aquí te mato tan cálidos y guerreros, esas velas, esas flores, esas canciones cantadas a dúo en la ducha o en el coche... esos helados compartidos, esos paseos sin prisa, y con prisa también, apurando hasta el último minuto... Hoy, me quedo con lo bonito. Necesito hacerlo, necesito revivirte y sentirte. Hoy me quedo con la sensación y el momento más bonito que me habían regalado nunca. Gracias por dármelo y hacerlo tan especial. Fue un sueño como pasó todo, como lo hiciste todo. Gracias. 

Hoy te agradezco todo aquello que me hiciste vivir y que jamás olvidaré... no por que no pueda, no voy ni a intentarlo, sino porque no quiero. Tú formas parte de mi historia de vida y hoy solo voy a sentirme afortunada porque así haya sido. No me preguntes cómo se hace para olvidar, no sé hacerlo, no quiero aprender. Dicen que “la gente puede olvidar las cosas que otros dicen pero no lo que les hicieron sentir”. Jamás olvidaré la inmensa felicidad que tú me provocaste.

No vayas más allá, no me preguntes el porqué de esta situación porque hoy... hoy me quedo con lo bonito. 

Te quise, te quiero... 💙🍀

No hay comentarios:

Publicar un comentario